Pino y Jesús vivían en la misma calle, dos portales más allá, es muy habitual en Madrid, nos hacemos a una zona, nos sentimos cómodos y cuesta cambiar.

Cuando vi la casa por primera vez estaba en su estado original, un piso muy compartimentado y viejo pero con una posibilidades fantásticas para convertirlo en su casa.

Me conocieron a través de Rita, una alemana maravillosa afincada en España hace más de 30 años que vive al lado de mi estudio y a la que le debo mucho porque siempre ha sido una gran embajadora mía y muy amiga de Jesús, en cuanto nos conocimos encajamos muy bien.
Nuestra propuesta consistió en abrir espacios, llegar a la esencia quitando falsos techos y dejando a la vista las vigas de hierro que dieron personalidad al proyecto.
Así como el gran ventanal del salón,una gran apuesta que les encantó aunque tuvimos que parar la calle y subir el cristal con grúa por las grandes dimensiones.
Conectamos espacios a través de puertas correderas y haciendo que la distribución les hiciera cómodos y agradables todos los momentos del día.